La
adopción de una política de seguridad econocéntrica conduce casi
invariablemente a valorar sobremanera la protección de los recursos… al menos,
en el caso de los Estados Unidos que dependen de la importación de materias primas
para mantener la eficiencia industrial (Klare, 2003, p. 33).
De
acuerdo con la coyuntura mundial histórica, el discurso y los objetivos
estratégicos de Estados Unidos (EEUU) han cambiando.
Durante
el lapso de la guerra fría (1940-1990) el interés fue crear una serie de
alianzas a nivel mundial para derrotar a la Unión Soviética. Una vez que se da
la caída del Muro, el interés estratégico se dirige más fuertemente (porque no
creo que antes estuviera ausente) a promover la seguridad de la nación y un elemento
vital para la seguridad de Estados Unidos es el acceso a las materias primas
extraterritoriales.
¿Por
qué se da esto? Porque para Estados Unidos, la conservación de su liderazgo
mundial estriba en:
(1)
una demostración internacional de poderío militar-seguridad (hacerse ver como
invencible estando armado hasta los dientes) y
(2) el
mantenimiento de su modelo de desarrollo capitalista con una economía robusta y
eficiente, para lo cual requiere del acaparamiento y control de la extracción y
movilización de materias primas críticas fuera de su territorio.
Así,
el acceso de Estados Unidos a recursos naturales (economizados bajo el término
“materias primas críticas”) es un tema económico y de seguridad nacional. Sobre
todo en medio de una coyuntura mundial donde hay una demanda insostenible de
recursos naturales que, por más desarrollo tecnológico, son insustituibles como
el agua y el petróleo. Agravando esta situación está la crisis climática y el
colapso ecológico.
Se
estima que entre 1770 y 1995 producto de la actividad humana, se perdió una
tercera parte de la riqueza natural (2003, p. 37). Algunas cifras son:
-
Agua: solamente un 3% es agua
dulce (para consumo humano) y mucha está contenida en casquetes polares y
glaciares. Y los costos para la desalinización son muy elevados.
-
Bosques: ha desaparecido un
70% del bosque tropical seco, un 60% del bosques de zonas templadas y un 40%
del bosque de selva tropical húmeda.
Para
Klare “Estados Unidos, como gran
consumidor de petróleo, tiene un interés directo en “mejorar” el aprovisionamiento energético mundial”
(2003, p. 19). Además, es el país que consume un 30% del total materias primas
que consumo todo el resto del plantea en un año y su economía depende de estos
recursos para seguir la lógica de producción, consumo y especulación para la
acumulación capitalista.
“Sin un flujo estable y garantizado de
materias esenciales, la economía norteamericana no estaría en condiciones de
desarrollarse y generar los productos necesarios para seguir manteniendo la competitividad
estadounidense en los mercados mundiales” (Klare, 2003, p. 26)
Así,
para controlar las zonas donde se ubican los recursos estratégicos (sea tierra
firme o zona marítima), EEUU realiza inversiones en la industria de la guerra y
despliegues militares. De acuerdo con el autor, estos espacios claves a nivel
geoestratégico están expuestos a disturbios políticos, conflictos y guerras
sobre todo si los recursos se ubican en territorio compartido por varias
naciones o son zonas en disputa como lo que ocurre con las zonas marítimas. ¡No
vaya a ser que a alguien se le ocurra restringirle el acceso a los recursos!
Eso sería su colapso.
Para
el control de estas materias primas críticas (como el petróleo, gas natural,
minerales y agua, entre otros), los desarrollos a nivel tecnológico y de
ingenierías de la información han permitido elaborar modelos complejos a nivel
geoestratégico de ubicación de dichos recursos.
Un
ejemplo de las intervenciones de EEUU es la operación Centrazbat 97 (sur de
Kazajistán) con el despliegue de la división aerotransportada del Ejército de
los Estados Unidos. El mismo fue justificado bajo un discurso oficial de
protección y apoyo a zonas en posible conflicto.
Lo
interesante de esta operación es que no era un ejercicio habitual, por las
siguientes razones (2003, p. 18): (1) fue la operación aerotransportada más
grande de la historia, (2) primer despliegue de fuerzas aéreas norteamericanas
en una antigua república soviética y (3) primer caso de “cooperación militar”
directa de EEUU con los países recientemente independizados de la región del
Mar Caspio.
Este
último punto es muy importante a nivel geoestratégico para EEUU, pues la cuenca
del Mar Caspio alberga aproximadamente 270 mil millones de barriles de petróleo
y 19 billones de metros cúbicos de gas natural; es decir, 1/5 parte y 1/8 parte
de las reservas mundiales confirmadas respectivamente !!!
De
ahí, el interés de EEUU por un control geoestratégico de la zona.
Sin
embargo, los discursos solapados, de presidentes y altas autoridades del Estado
norteamericano, se han ido transformando en discursos directos.
En
ellos, se asume ante la opinión pública internacional el interés de Estados
Unidos en zonas geoestratégicas, para la extracción de materias primas críticas
y el control de las rutas comerciales por donde transitan estos recursos (desde
sus sitios de origen hasta las zonas de procesamiento industrial y
distribución).
Por
eso, se invierte en una programación social para que la opinión pública
“respalde la necesidad que tiene su gobierno de intervenir militarmente para
acceder a esas materias primas”.
Otras
áreas de geoestratégicas mencionadas por el autor son: el mar de China
meridional (por reservas de petróleo y gas natural), el Nilo (por el agua),
zonas boscosas, zonas ricas en minerales.
Finalmente,
vemos como Estados Unidos con el objetivo de mantener su posición hegemónica se
empeña en mantener a fuerza de armas el acceso a los recursos que su mismo
modelo de desarrollo se ha encargado de destruir.
Y con
ello no conseguirá más que la destrucción de la vida y por ende su
autodestrucción, no sin antes hacer sufrir, perecer, aniquilar y aplicar un
genocidio sin límites.
Referencia:
Klare,
M. (2003). “Riqueza, recursos y poder: Los cambiantes parámetros de la
seguridad mundial”. En Guerra por los recursos. El futuro escenario del
conflicto global. Trad. Bravo, J. Barcelona: Ediciones Urano.
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