martes, 21 de agosto de 2012

Longo Mai




“Hoy gritan las aguas, los bosques, los animales, es toda la Tierra la que grita. Dentro de la opción por lo pobres y contra la pobreza debe ser incluida la Tierra y todos los ecosistemas. La Tierra es el gran pobre que debe ser liberado junto a sus hijos e hijas condenados”
                                                                                      -Leonardo Boff-




De Provenza a Buenos Aires de Puntarenas

La cooperativa Longo Mai (larga vida en lengua provenzal) nació alrededor del año 1973 justamente en el sur de Francia en la región de Provenza. Tiene como antecedentes los movimientos sociales, estudiantiles, grupos sindicales, obreros ocurridos en 1968 (mayo francés), los cuales protestaban contra la sociedad de consumo, el desempleo, y la falta de oportunidades.
En medio de la crisis económica de 1973, los jóvenes y los inmigrantes fueron las principales víctimas del sistema. Por esta razón un grupo de jóvenes con ideas de izquierda, inspirados en las utopías, decidieron unirse, migraron hacia la zona rural y fundaron la cooperativa que hasta el día de hoy se encuentra en varios países Europa y en el sur de Costa Rica. En los inicios del proyecto se dedicaron al cultivo de frutas, vegetales y la transformación de esos productos para su comercialización y el autoconsumo. Además, a la reforestación del bosque para la producción de maderas, la cría de animales vacunos y de corral. En la actualidad, tales actividades no han cambiado, más bien se han ampliado y han surgido otras iniciativas por ejemplo la producción de las semillas para no depender de las multinacionales y sus imposiciones, la recolección de plantas silvestres para medicina o fabricación de productos para ser utilizados en la agricultura orgánica, además del turismo rural. 
Es interesante como de alguna manera estos jóvenes pioneros optaron por el decrecimiento, pues pasaron del exceso a la suficiencia, construyeron sociedades autosostenibles. “Se necesitan políticas económicas e industriales de decrecimiento y desmaterialización de los procesos productivos. El imperativo es el de disminuir los inputs físicos de materiales y energías necesarios para la producción de mercancías, su uso y eliminación post-consumo”. (Cacciari, 2010:101).
 Han pasado casi cuarenta años desde que este grupo de personas optaron por este estilo de vida contrario al sistema dominante, muchas crisis más se han venido y este sistema capitalista ya obsoleto en la década de los años setenta, más bien se ha hecho más violento y criminal si echamos un vistazo a la implantación de políticas neoliberales de las últimas décadas y las consecuencia una buena parte del planeta. “El capitalismo ya no puede pretender ser bueno para todos, abiertamente reconoce que hay “perdedores”, aunque no sea capaz de comprender el significado político, social, ético y ontológico de esos morituri sean la inmensa mayoría del planeta” (Saxe, 2006:58).
En tono con lo anterior: ¿Cómo ha funcionado el proyecto cooperativo Longo Mai en el contexto costarricense? ¿Cómo ha sido el papel de la mujer en la comunidad? Y, por último, ¿cuáles son las expectativas futuras de las jóvenes de la comunidad?

¡Nosotros somos de la tierra!

 El nacimiento del proyecto cooperativo de Longo Mai en Costa Rica tiene como antecedente la situación política de los años setenta y ochenta en el área centroamericana, en el contexto de la Guerra Fría. Época en la que Estados Unidos reprimió con violencia los grupos opuestos a los gobiernos de extrema derecha que estaban a su servicio en América Latina. Esto mediante el patrocinio de contrarrevoluciones, no solo con el aporte de armas, sino con  un tremendo apoyo logístico que incluía estrategias y técnicas de sufrimiento, tortura y muerte.
A raíz de esta problemática varias familias, primero de nicaragüenses y posteriormente salvadoreñas vinieron a Costa Rica en condición de refugiados y se les ofreció el proyecto como una alternativa. Ellos se unieron a otras familias costarricenses sin tierra. Sobre ese momento la señora Edith Quijano Ruano, nos explicó de forma muy sentida y firme su llegada a la comunidad, sobre los primeros años de lucha, la forma de organización y los proyectos y forma de trabajo en la actualidad.
Doña Edith resaltó algunos valores como la confianza, la amistad, la lealtad y la solidaridad para funcionar como cooperativa organizada. Pese a las diferencias entre los miembros de la comunidad, visión de mundo, creencias religiosas, concepto de moral, etc han logrado el objetivo principal que es trabajar unidos en comunidad. Prueba de ello son los diferentes proyectos que  han llevado a cabo y el ligamen con otras organizaciones fuera de Longo Moi quienes se han interesado en la comunidad como ejemplo de otra alternativa viable. Por ejemplo, UNAPROA les ayuda el mantenimiento del corredor biológico, la protección del agua y del bosque.
La comunidad está organizada en diferentes comités, de escuela, iglesia, camino, agua, fiestas, turismo y de salud. En este último punto, existe un gran trabajo en equipo,  algunas personas de la comunidad llevan a cabo  labor de investigación, documentación y recolección de plantas para tratar enfermedades, síntomas y consecuencias de forma más natural y económica. La construcción del conocimiento en materia de salud es en comunidad, compartido, difundido y transmitido de generación en generación.
 La gran mayoría de las actividades de la gente están relacionadas con el trabajo de la tierra, la cual no es vista como factor productivo de explotación y extracción, sino como un medio que se agota y por lo tanto es necesario proteger y conservar para las futuras generaciones. De esta manera se le da un tratamiento libre de agroquímicos o de maquinaria pesada que la dañe. Asimismo la materia prima para las actividades artísticas relacionadas con la confección de artesanía es tomada de lo que ofrece la naturaleza. La madre naturaleza es proveedora, pero al mismo tiempo se le retribuye con la protección.
Esta forma de vivir, pensar y actuar en la comunidad de Longo Mai se aleja bastante de los estilos de vida y formas de pensamiento difundidos por el neoliberalismo y sus políticas globalizadas y su idea de “vivir mejor”, el cual supone una ética del progreso ilimitado e incita a la competencia, señala Leonardo Boff que para que unos puedan vivir mejor, millones han tenido que “mal vivir”, esta es una de las grandes contradicciones del capitalismo.
Opone Boff el concepto del “buen vivir” y apunta que es una ética suficiente para toda la comunidad y no solo para el individuo, es una visión holística e integrada del ser humano y todos los recursos naturales, además su preocupación no es acumular y está en armonía con todo, y convida a no consumir más de lo que el ecosistema puede soportar.
  Muchas de las anteriores ideas parecen aplicarse en la cotidianidad de Longo Mai, sin bien es cierto, no se podría afirmar que siguen radicalmente esta forma de pensamiento, nacido en las culturas andinas, sin embargo, están aplicando, tal vez sin saberlo muchos de esos principios. Por ejemplo, en relación con la tenencia de la tierra, en la comunidad a cada familia se le asigna un porcentaje de tierra que trabajará, sin embargo, no existen escrituras de propiedad porque nadie es dueño de la tierra, todo le pertenece a la comunidad.      
 En este sentido, el testimonio de Doña Edith es esclarecedor. Hija de una familia salvadoreña campesina, aprendió desde niña el amor por la tierra, por el campo, por la naturaleza  y sus colores, sabores, encantos y misterios. Sabedora de que pertenecía a ese espacio vital no quería abandonar ese “modus vivendi” que la hacía feliz. A su llegada a la naciente comunidad no pidió cosas materiales, solamente semillas y algunas herramientas para labrar la tierra, cosechar y subsistir de la manera que siempre lo había hecho. Hoy, a más de treinta años de su arribo, no le interesa heredar la tierra de su familia en el Salvador,  porque en su sabia filosofía de la vida ha comprendido que la tierra no le pertenece a nadie. Y sintetizó  muy bien este pensamiento y forma de vida en la frase: “¡Nosotros somos de la tierra!”.

Mujeres emprendedoras

En la comunidad de Longo Mai hay dos protagonistas, la naturaleza y la mujer, las dos con la capacidad de dar vida, de reproducirse y alimentar, madre naturaleza, hermana naturaleza. Doña Edith se hace una con la tierra y Doña Maritza se transmuta con las plantas. Son madres, ellas son hermanas, son  una con la naturaleza. Las dos saben lo que significa el trabajo duro del campo en el cultivo del maíz, cacao y en la recolección de la caña. Ellas son solo dos ejemplos de mujeres luchadoras de la comunidad, pero hay muchos más.
Es interesante que la figura masculina sea menos protagónica en la comunidad, por lo menos en lo que se refiere a la movilización y organización de las actividades y de la proyección de ésta.
La mayoría de los comités de la comunidad son liderados por mujeres. Así, Doña Edith habló de su experiencia inicial en el desarrollo del turismo rural. “A los cinco años de estar aquí recibí a mi primer turista, era una inglesa (…) luego otras mujeres se me fueron acercando y yo les contaba de mi experiencia”. Esta iniciativa de recibir jóvenes voluntarios europeos, se consolidó años más tarde en el Comité de Turismo. En la actualidad reciben en promedio quinientos voluntarios por año. De las 85 familias que viven en la comunidad 45 reciben turistas. La comunidad también recibe grupos nacionales interesados en conocer de cerca otras alternativas de economía social solidaria. Una parte del dinero del hospedaje y alimentación  pagado por los visitantes es para la familia anfitriona y una pequeña parte va a la caja chica del comité de Turismo.
El grupo de mujeres organiza talleres que ofrece a los visitantes, entre ellos taller de elaboración de tamales y pupusas; de chocolate, en el que no solamente se preparan deliciosas recetas sino que se aprende sobre el cultivo y el procesamiento de este producto. Además, hay talleres con materiales reciclados para la elaboración de artesanía y bisutería, y excursiones guiadas a través del bosque secundario.
A nivel interno funciona el grupo COLPIN, encargado de incorporar al adulto mayor a las actividades de la comunidad, la construcción de espacios recreativos, el mantenimiento de la huerta orgánica, la siembra de arbolitos, el vivero de plantas medicinales, actividades de recolección de basura y reciclaje. También está en proceso el proyecto de la “Casa de la mermelada”, en el que las mujeres de la comunidad producirán mermeladas y jaleas con las frutas de temporada que haya en las casas de cada una, es decir unir fuerzas para comercializar sus productos hechos de forma artesanal.
 En el campo educativo, las mujeres se han encargado también de la concienciación de los beneficios de la conservación del medio ambiente y la naturaleza a través de actividades y charlas a los niños de la comunidad. Por otra parte, han puesto en funcionamiento una escuela de idiomas, donde los voluntarios aprenden español y también enseñan otras lenguas a los miembros de la comunidad.
 Recuerda Raff Carmen que las mujeres fueron las que perdieron más y las que ganaron menos en la estampida por la industrialización de la economía y la modernización del paisaje (“desarrollo” rural), que siguieron a la llegada de los colonizadores. En este sentido, es positivo que sea un grupo de mujeres el que lidere esta alternativa cooperativa y de economía social solidaria. Lo anterior, no significa que los hombres estén excluidos, sino que tienen un rol más pasivo.

Conclusiones

Desde hace más de cuarenta años eran evidentes las grietas del sistema capitalista, se buscaban alternativas, el colapso ya había empezado a manifestarse en la crisis social. Actualmente se habla de la crisis ecológica que está azotando al planeta, sin embargo, señala Kempf que es necesario salir de ese hiato, “comprender que crisis ecológica y crisis social son dos caras de un mismo desastre. Y ese desastre es causado por un sistema de poder que no tiene otro fin más que preservar los privilegios de las clases dirigentes” (2007, 41). Sin embargo, las propuestas diferenciadoras como Longo Mai deben enfrentar y convivir las consecuencias destructivas del sistema capitalista, pues es imposible aislarse completamente de esa realidad.
    Un ejemplo de lo anterior ha sido la presencia en la zona de PINDECO, compañía que causó un gran impacto ecológico: explotación del bosque, deforestación, contaminación de ríos y nacientes. Además, el uso excesivo de químicos para el control de plagas provocó un impacto social tremendo, problemas muy graves en la salud, y otras situaciones como esterilidad, abortos y malformaciones de los fetos durante el embarazo. Además, del golpe psicológico, moral y el sentimiento de impotencia en una región completamente abandonada por las autoridades gubernamentales.
 Por otra parte, algunos de los jóvenes, varones fundamentalmente, de la misma comunidad de Longo Mai laboran en esa compañía, lo que contraviene a la visión de mundo, ética y valores en los que fueron criados y formados. Es decir, podría hablarse de una brecha generacional, pues parece que para los jóvenes es más difícil sustraerse al sistema dominante.
De la misma manera, las muchachas de la comunidad buscan fuera otras alternativas laborales, la diferencia está en que ellas optan por el sistema educativo formal, terminan la secundaria y continúan su formación en centros educativos de educación superior o técnica. Esta diferencia de género en cuanto a las aspiraciones de los jóvenes de la comunidad resulta interesante y podría constituir un tema de análisis para futuras investigaciones.
    En síntesis, a pesar de todos los obstáculos que la comunidad de Longo Mai ha tenido que enfrentar a lo largo de treinta años, por ser diferente a los otros pueblos, ha logrado mantener sus principios fundamentales y es un ejemplo loable en cuanto, alternativa social, en este mundo globalizado y dominado por las políticas neoliberales.





Bibliografía utilizada

-BOFF, Leonardo (2009) .Vivir mejor o “el buen vivir”. En:http://alainet.org/active/29839&lang=es

-CACCIARI, Paolo (2010). “Decrecimiento como antídoto a la crisis”, “Decrecimiento como desmaterialización”, “Decrecimiento como desmercantilización”, “Decrecimiento como proyecto de autogobierno, “Decrecimiento como acción política”. En Decrecimiento o barbarie. Para una salida noviolenta del capitalismo. Trad. Puddu, S. Barcelona: Icaria Editorial. Pp. 93-121. 

-CARMEN, Raff (2004). “Maldesarrollo: dar cuenta conceptual de los conceptos”. En Desarrollo autónomo. Humanización del paisaje: una incursión en el pensamiento y la práctica radical. Trad. Saxe, E. Heredia: EUNA. Pp. 35-54.

-KEMPF, Hervé (2007). “La catástrofe ¿y ahora?”. En Cómo los ricos destruyen el planeta. Trad. Bucci, J. Buenos Aires: Libros del Zorzal. Pp. 15-41. 

-SAXE, Eduardo (2005). “Un mundo que se hunde: Los colapsos sociales y ecológicos”. En Colapso Mundial y Guerra. San José: Amo al Sur Editorial. Pp. 25-105. 
                       
            





No hay comentarios:

Publicar un comentario