jueves, 17 de mayo de 2012


"Hay un cuadro de Klee (1920) que se titula Ángelus Novus. Se ve en él a un Ángel al parecer en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava su mirada. Tiene los ojos desencajado, la boca abierta y las alas tendidas. El ángel de la historia debe tener ese aspecto. Su cara está vuelta hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que acumula sin cesar ruina sobre ruina y se las arroja a sus pies. El ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado. Pero una tormenta desciende del Paraíso y se arremolina en sus alas y es tan fuerte que el ángel no puede plegarlas. Esta tempestad lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas mientras el cúmulo de ruinas sube ante él hacia el cielo. Tal tempestad es lo que llamamos progreso".















Walter Benjamin

7 comentarios:

  1. Lo descrito por Benjamin en esa frase famosa referente al Ángel de la Historia, me hace recordar como dentro de la visión capitalista existe la noción de que el progreso no debe detenerse, por lo cual el mirar al pasado representa el tiempo perdido, razón por la que es necesario mirar al futuro porque este siempre será mejor, lo cual ha marcado profundamente la visión del "desarrollo" impregnado dentro de esta idea de progreso positivista que ha borrado del inconciente colectivo la historia que debería ser recordada

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  2. Como lo dice Lotz, además del egoísmo particular, se cuenta con una general falta de envidia del presente con respecto a su futuro. No es difícil imaginarse un mañana de índole catastrófico y vulnerable, un futuro donde el Gruss vom Angelus de Gerald Scholem podría convertirse en todo un himno de añoranza al pasado, al descubrir el resultado de ese progreso que tanto se venera en el presente.

    ¿Por qué no puede ser diferente? O en palabras de Erich Fried:

    “El que quiera que el mundo permanezca así como es, no quiere que este sobreviva”

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  3. El espejo en que nos debemos de mirar.
    Que tanto podemos “crecer” antes de tocar un techo que nos devuelva otra vez al suelo, una isla, un continente, un país, una isla… logro sustentar a una población de varias decenas de miles paso, de ser un “paraíso” lleno de recursos a un árido “valle de lágrimas”, una prisión de la cual no se podía escapar, ello en un lapso tan corto como setecientos años .
    El germen de la destrucción de la civilización rapanui, se encontraba dentro de sí.
    A menudo me pregunto qué diría el habitante de la isla de Pascua que cortó la última palmera mientras lo estaba haciendo. Al igual que los leñadores modernos, ¿gritó: “¡Empleo va, no hay árboles!? ¿O pensó: “La tecnología resolverá nuestros problemas encontraremos un sustituto de la madera”?
    La isla de Pascua debe ser leída como una metáfora, el sistema capitalista dentro del cual estamos inmersos, como plantea Laura en su comentario sobre el Ángel de la Historia, "dentro de la visión capitalista existe la noción de que el progreso no debe detenerse", así tampoco la depredación de los recursos naturales.
    El crecimiento económico tiene límites, esta realidad fue desastrosamente evidente para los constructores de Moais, y debe serlo para los constructores de TLC´s. La posición de la Isla de Pascua, la carencia de madera para construir botes que permitiesen “huir”, es similar, a los hombres y mujeres, habitantes de la tierra, que depredan los recursos, los derrochan, cortando la rama sobre la que se sientan.

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  4. Somos Pascua

    La tesis de Diamond sobre la decadencia de la Isla de Pascua se asemeja al argumento de una ficción que pretende explicar el cenit y caída de una sociedad envuelta en una obsesión voraz y sin sentido. Una obsesión como un círculo vicioso que se cierra hasta ahogar al individuo y a la misma sociedad. Se construyen monumentos para satisfacer a un sistema político – religioso que lo domina todo, y por eso es todo lo que importa. Ese devenir no contempla ninguna consecuencia ni impacto sobre el ambiente o los medios de vida, conforme la sociedad se asfixia, se apresura su caída. Dice Diamond que es una dinámica similar a la de esos ricos que necesitan poseer mansiones, cada vez más grandes, para sobresalir, con la lógica: soy porque poseo, poseo porque acumulo.

    Son las once de la noche, voy en un autobús de una ciudad a otra, mirando esas cabezas gigantes, con sus ojos brillantes, su gente adentro, consagradas al consumo y al progreso. Cierro los ojos, viajo quinientos años en el futuro, ahora soy testigo de las ruinas de esta ciudad desierta, con su cielo radioactivo, y el firmamento muerto. Nada se mueve, solo están las viejas cabezas caídas, con las ventanas rotas. Regreso, abro los ojos, ahí está la ciudad, pienso en Pascua, pienso en nosotros y en el progreso. Somos Pascua.

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  5. Micro y Macro: Catástrofe entre lo físico y lo Psíquico.
    Por: Ronald Obando Brenes

    La catástrofe en microcosmos acaecido en la Isla de Pascua no solo visualiza y abstrae las ideas de la competencia, luchas intestinas, o la transformación cultural, además pone de manifiesto el juego de la absoluta y elemental sobrevivencia que involuciona hacia modelos simples pero integrados en base a los mas esenciales saberes ancestrales: destrucción o sobrevivencia.

    Conforme el tiempo avanza, cada segundo pasado tiende a observarse como pérdida o ganancia según la óptica del sistema imperante (huracán del progreso) que actúa en concordancia con la lógica del materialismo histórico de la humanidad. Con ello, hoy mas que nunca, y ante la contemplación de la catástrofe -como una inminente catarsis de exterminio- y ante todas las formas de desarrollo entrópico que ha disparado el concepto de la modernidad; se van quedando cortas algunas teorías y críticas que se creían racionalmente aceptadas, -llámense estas, teorías de crisis, caos, serendipicidad (cisnes negros) o shock-; pero que en fin dan cuenta sobre bases causales y su efecto; en donde el horror es un denominador recurrente en un estado eterno de excepción. ¿Hechos causales o hechos de azar?

    Es así como ante la inminencia del peligro como instantes de aproximación al cataclismo; también surgen hoy, nuevos o antiguos saberes que se rescatan y son vigencia como alternativas casi esotéricas ante la necesidad más imperante del hombre: salvarse del colapso. Estos saberes atenderían una aproximación con temas muy disminuidos en torno a su comprensión principalmente en el hombre occidental, por su mismo carácter de ambigüedad y desconocimiento.

    Uno de esos saberes mas allá de concepto de cisne negro o probabilidad estadística occidentalizada; yace en otro concepto más psíquico. Según señala el psicólogo Carl Gustav Jung sobre la visión de entendimiento chino: se considera a la Naturaleza como un “todo orgánico” en donde no existe diferencia entre el microcosmos y el macrocosmos, entre el ser humano y el universo en que se desarrolla su vida. Según estos la conexión entre dos acontecimientos No es de causa y efecto; sino mas bien de homología entre dos fenómenos que ocurren al mismo instante: ¿estoy triste porque el cielo esta nublado? o ¿esta nublado el cielo porque estoy triste? Esa sensación se argumenta en el taoísmo cuando al observar una pintura en -donde paisaje y estado de ánimo- resultan un "todo indisoluble".

    Este simple planteamiento nos enfoca a pensar lo bastedad de opciones, realidades y conocimientos que No se analizan, ni se contemplan y que podrían generar otra formas de pensamiento para propiciar una existencia armónica. Razones psíquicas y razones físicas pudieran tener complementariedad. Si existen opciones ante la catástrofe, deberían tomarse en cuenta esos otros desconocimientos que existen, donde la distancia entre micro-macro tiende a ser relevante pero aun subestimada.


    Fuente:
    ¿Existen las Coincidencias? En sitio web:
    http://misteriosenlaweb.blogspot.com/2011/07/existen-las-coincidencias.html

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  6. EL DILUVIO DEL CAPITALISMO EN PASCUA

    Me cautivaron las memorias del relato bíblico donde se narra el evento del diluvio y pensé en el parangón entre un evento mítico y otro más contextual y vivido desde nuestra propia realidad en el S. 21. Las tesis de Benjamín se me hacen tan refrescantes para activar mi memoria en relación a los desastres en que ha sido sometida nuestra pequeñísima Isla en la cual habitamos.

    Pascua fue una barca embestida por las tempestades y despedazada por las piedras del monstruo insaciable y depredador del capitalismo. El viento en ella es muy arenoso, pastoso y es casi imposible respirar; el sol con sus rayos ultra violeta es fulminante y el aire toxico en todo rincón de nuestra pequeña isla.

    La vida se nos va tan rápido, casi sin llegar....y la noche no alcanza ni para recuperar las fuerzas para el nuevo día el cual posible ni llegara....el diluvio otra vez arraso nuestra pequeña isla y muchos ni cuenta nos dimos por el sueño de la larga noche...

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  7. La felicidad robada, las ilusiones manufacturadas por la industria de la muerte, el hambre… Es el asalto a las necesidades radicales.

    La necesidad de la memoria, indica el autor y siempre nos recalcaba nuestro compañero Luis Sanabria, la exigencia de vernos viendo nuestros pasados, los pasados no contados por la historia de los vencedores.

    Benjamin dice “sólo para la humanidad redimida se ha hecho su pasado citable en cada uno de sus momentos”.

    Colocarse del lado de los vencedores siempre será el valor histórico oficialista en un mundo marcado por la competencia barbárica. Las objetividades de la ciencia “dura” son una mera ficción en un mundo dominado por un séquito que a fuerza de guerra física, psicológica y mediática abarrotan los más diversos espacios de la existencia.

    Envueltos en sus títulos y puestos diplomáticos, un sector enmascara o cepilla como dice Benjamín los más diversos acontecimientos históricos, del presente y lo que debería ser un futuro infinito de progreso como ideal de humanidad.

    Respecto del tema “trabajo” es importante recalcar la crítica a Josef Dietzgen cuando Benjamín expresa cómo los “progresos” en el dominio de la naturaleza son a su vez imagen de los retrocesos de las sociedades. Retrocesos que tienen que ver con la destrucción de la naturaleza y la explotación del ser humano como “fuerza laboral”; es decir, estamos frente a un colapso ecosocial (en palabras de Saxe) provocado por una economía de rapiña. Pero aún así esa denominación me parecería realmente adecuada, si analizamos que dentro de los procesos ecológicos las aves de rapiña, se encargan de realizar una labor de limpieza en procura del equilibrio medio ambiental. Sin embargo, así como el caótico darwinismo social, esta economía aniquila de la sociedad a aquellos “seres” que “ensucian” el paisaje.

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